Documentación

El hidrógeno, muy abundante en nuestro planeta, se encuentra mayoritariamente en forma de agua e integrado en la materia orgánica, pero muy poco en el aire. Actualmente se consume en procesos industriales, sobre todo en el sector químico y en las refinerías, y se consigue a través de combustibles fósiles. Es el llamado hidrógeno gris. Los nuevos tiempos, pero, exigen un cambio urgente en la manera de conseguirlo y hacen imprescindible potenciar el llamado hidrógeno verde, aquel que se obtiene a partir del agua y la acción de la electricidad producida mediante fuentes renovables. El proceso, denominado electrólisis, separa el oxígeno del hidrógeno, que puede ser almacenado y distribuido para los usos necesarios. Que se pueda guardar es clave para aprovechar, por ejemplo, los excedentes de la energía eólica y la solar, que solo se pueden generar cuando las condiciones meteorológicas son las adecuadas y no cuando hay más demanda. Aparte de su uso en pilas para generar electricidad, cuando se utiliza como fuente energética por combustión (tiene una alta densidad energética que lo hace idóneo para generar calor en los procesos que lo requieran) el resultado es siempre energía y agua. No genera, por lo tanto, CO₂ en ningún momento de su ciclo. Es totalmente limpio.

Así, el hidrógeno tiene que ser la fuente de energía para una industria limpia (química, farmacéutica, metalúrgica, de la construcción…) y para la movilidad, ya sea terrestre, marítima y aérea. En este ámbito, la ventaja es que el almacenamiento de hidrógeno y su conversión en electricidad a través de las pilas de combustible permite dotar el vehículo de más autonomía, superior a los actuales coches de gasolina y gasóleo. A medida que su coste se vaya reduciendo (la apuesta de las administraciones, el aumento de las tasas a las energías contaminantes y el incremento de la demanda ayudarán) irá penetrando en todos los ámbitos de la economía, incluso el doméstico. Y es que las principales características del hidrógeno renovable, la sostenibilidad, la capacidad de almacenamiento, la versatilidad y la transportabilidad, lo convierten en el combustible del futuro. Europa calcula que el 2050 el 25% de la energía pase a través del hidrógeno verde.